François Bayrou siempre estuvo ahí. La solución, el desatascador. La bisagra entre derecha e izquierda. El alcalde de Pau, elegido sin interrupción desde 1982 y convertido en un jerarca local, ha sido ministro tres veces y candidato a jefe de Gobierno en distintas ocasiones. Pero siempre terminaba con el cartel de tercer hombre. Así que su naturaleza centrista, su ambición por llegar a un gran despacho de París y la convicción de que había un espacio para la moderación radical le llevaron a crear en 2007 en el Movimiento Democrático (MoDem), una suerte de confluencia entre los más centristas de la derecha y algunos desencantados de la izquierda. Y funcionó, especialmente, porque en 2017 ofreció un pacto electoral a un joven Emmanuel Macron, al que cedió su potencia y arraigo en la zona del suroeste francés. Bayrou se retiró y entregó su botín al prometedor político que, desde entonces, se sintió en deuda con él. Hoy, de algún modo, están en paz.