Por Carlos Luis Sánchez y Sánchez
El triunfo de Donald Trump el pasado 5 de noviembre ha sorprendido por su contundencia. El republicano no sólo ganó los votos electorales necesarios, 312 de 270, para ser investido como presidente, sino también ganó el 50.4% del voto popular. El triunfo de Trump se consolidó en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Representantes. ¿A qué se debe esta victoria aplastante?
Los resultados electorales contravienen la elección cerrada que se preveía en función de los datos de las distintas encuestas que se publicaron durante la campaña. Incluso el día de la elección, el promedio de las encuestas publicado por The New York Times, mostraba que Trump y Harris llegaban a la elección con una diferencia a favor de la candidata demócrata de sólo un punto porcentual (49% vs 48%).
Sin embargo, más allá de problematizar si las encuestas electorales fallaron o no, considero que los resultados de los comicios se pueden entender si se toma en cuenta el vínculo entre las posturas de Trump y distintos indicadores que darían cuenta de la aceptación que ha tenido la oposición a la diversidad, la equidad, la inclusión, el combate al cambio climático y la ideología de género, previo a la contienda electoral.
Es pertinente, entonces, preguntarnos si el triunfo del candidato republicano puede verse como el rechazo al denominado movimiento Woke. Con este término se ha señalado a los movimientos y a todo partidario/identificado con la lucha contra el cambio climático; la discriminación racial; el impulso de la agenda feminista; el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y la inclusión racial y sexual, todos movimientos que lograron importantes avances con el apoyo del gobierno demócrata en los últimos años.
En este sentido, los resultados de las elecciones pueden verse como la culminación de una reacción anti-Woke que ya venía mostrándose en la opinión pública en dos dimensiones: en lo expresado en distintas encuestas y sondeos de opinión y en el comportamiento de las audiencias.
En el primer caso, distintos sondeos publicados por Gallup, General Social Survey (GSS), Pew Research y YouGov, venían mostrado que la preocupación racial habría descendido en 2024 con respecto a 2021 en 13 puntos porcentuales (48% vs 35%). Según GSS la opinión de que la discriminación es la causa de la diferencia entre razas habría alcanzado su punto máximo en 2021 y desde entonces ha venido descendiendo. Por su parte, Pew Research señala en sus estudios que la proporción de personas que creen que alguien puede ser de un sexo diferente al de su nacimiento ha disminuido de manera constante desde 2017. Mientras que de acuerdo a YouGov, la oposición a que los estudiantes trans jueguen en equipos deportivos que coinciden con su género elegido en lugar de su sexo biológico, ha crecido del 53% en 2022 al 61% en 2024.
La evidencia proporcionada por Ipsos es mucho más categórica. En marzo de 2023 publicó el estudio “Americans divided on whether ‘woke’ is a compliment or insult”, en el que señala que cerca del 60% de los republicanos y 42% de los votantes independientes consideraban la palabra “woke” como un insulto, mientras un 23% de los demócratas compartía ese punto de vista.
Este último dato sobre la opiníon de los independientes es significativo, si se toma en cuenta que el voto por Trump se incrementó de manera decisiva en este sector en 2024 con respecto al 2020. Según el informe de IPSOS, el 56% de la población estadounidense consideraba excesiva la política de inclusión y el enfoque censor de las políticas woke. Estos datos fueron posteriormente confirmados por el estudio de Data for Progress, “Voters are Tired of the War on Woke”, de junio del 2024, en donde se señala que el 57% de los estadounidenses opinan que no deben aprobarse leyes que limiten la libertad en nombre de la inclusión.
En el caso del comportamiento de las audiencias, existen también datos que pueden ayudarnos a entender el rechazo a las políticas de inclusión, por ejemplo Disney habría perdido el último año 889 millones de dólares en términos del costo que representaron sus producciones y la cifra recaudada en taquilla. Ante esta situación, el periodista John Corrigan afirma que “Hollywood comienza a cuestionar las cuotas de inclusión debido a la creciente oposición del público”.
Lo anterior nos coloca ante la antigua perspectiva teórica centrada en analizar la relación entre los medios de comunicación y las audiencias, nos referimos al enfoque de los “usos y gratificaciones”, el cual señala que los usuarios de los medios los utilizan según sus intereses, necesidades y motivaciones. Si hacemos caso a esta hipótesis y acorde a los datos que se han presentado, los resultados del pasado 5 de noviembre podrían estar reflejando el sentir de la mayoría del electorado, un sentir que venía expresándose desde hace ya bastante tiempo en el uso y la poca gratificación que los contenidos mediáticos le estarían produciendo.
* Profesor/Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM/ Director de la Revista Mexicana de Opinión Pública.
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