Desde la victoria de Donald Trump, se trabaja contrarreloj en el edificio de la Embajada de México en la Avenida Pensilvania de Washington. La legación ―la más grande de cualquier país, no ya en Estados Unidos, sino en el mundo― llevaba meses preparándose para una eventualidad que acabó materializándose: el regreso a la Casa Blanca de alguien que saltó en 2015 a la arena política proponiendo completar la construcción de un muro entre ambos países y definiendo a los migrantes que “manda” el vecino del Sur como “violadores”. Cumplidos los peores augurios por segunda vez, no hay tiempo que perder camino de la toma de posesión de Trump el 20 de enero, primer día de su regreso al Despacho Oval.