El otrora amplio y vasto mundo terrenal ha devenido modernamente en una compleja “aldea global”, es por ello por lo que todo cuanto acontece en los alrededores nos debe preocupar. Ahora cobra más vigencia aquella vieja expresión de que “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Dani Blu, columnista del periódico The New York Time ha publicado un artículo titulado: ¿La gripe aviar presenta un riesgo para los humanos?.
Ella hace el siguiente comentario: “El virus H5N1 causante de la influenza aviar, se ha detectado en 645 lecherías de California desde agosto. También se han identificado rebaños infectados en otros 15 Estados”. Más adelante comenta: “En lo que va de año se han registrado 61 casos humanos en Estados Unidos, 37 de ellos relacionados con la exposición a ganado infectado”.
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La Organización Mundial de la Salud define la Influenza aviar como “Una enfermedad infecciosa que principalmente afecta a las aves y que es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae”. En referencia a las manifestaciones clínicas en las personas contagiadas, nos dice la OMS: “Los síntomas pueden ir desde una infección leve de las vías respiratorias superiores (Fiebre y Tos) hasta neumonía grave; síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock e incluso la muerte” El centro estadounidense para Enfermedades Contagiosas conocido por sus siglas en inglés como CDC reportó el 13 de diciembre de 2024 la confirmación de un caso grave en humano procedente de Luisiana transmitido por aves. La revista médica “The Journal of Infectious Diseases” en su volumen 230 correspondiente al 15 de septiembre de 2024, publica 912 casos de Influenza aviaria en humanos, entre mayo de 1997 y junio de 2024, con una mortalidad de 51.5%.
Las mutaciones naturales que puede experimentar el microorganismo son infinitas. Ese mismo agente cultivado en los laboratorios puede ser transformado en un arma biológica con capacidad para matar a millones de personas. La probabilidad de que ese hecho ocurra es real. Aún hoy sigue el debate de si el COVID 19 fue el resultado de una contaminación natural, infección accidental, o peor aún, una acción genocida de bioterrorismo. A finales del siglo XX se puso de moda el eslogan “Información es poder”, entrado el milenio se habla con razón de “infotoxicidad” para referirse al exceso de información. Lo peor de la situación es que cuesta trabajo distinguir los datos verdaderos de los falsos. En un corto período de tiempo nos pueden inundar con toneladas de escritos, audios y vídeos dirigidos a convencernos de la veracidad en la virtualidad. Ahora más que nunca la duda, la certeza y la pseudociencia compiten con la realidad y la ciencia. Es inmensa la incertidumbre y multivariada la potencialidad biotecnológica; la humanidad está a merced de los propietarios mediáticos. Son ellos quienes hacen opiniones a través de poseer el dominio de la internet y los creadores de las “Noticias”.
¿Mentes malvadas o redes neuronales programadas para el mal están generando datos para crear mutantes virales genocidas? Somos fervientes partidarios del bien común y de la felicidad universal. Instamos a las autoridades agropecuarias y sanitarias para que asocien los esfuerzos de alerta y acciones pertinentes de tal manera que la gripe aviar no afecte la producción alimentaria nacional y la salud de nuestro pueblo.
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