El Papa Francisco suele sacudir conciencias el día de Navidad. El pontífice acostumbra a celebrar esta festividad, una de las más importantes para los cristianos, con un mensaje al mundo en el que repasa, con tono crítico, las guerras y crisis que afligen a la humanidad. Desde el balcón central de la basílica de San Pedro y antes de impartir la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), Bergoglio ha pedido, también en esta ocasión, que cesen los conflictos armados en Ucrania y en Oriente Medio y ha reclamado soluciones para las crisis humanitarias y sociales que atraviesan varios países de África y América Latina.