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Consumiendo otra cultura

Ella está perdiendo su color caribeño y su sabor a simpleza e ingenuidad. Ella se nos está tornando como un estilo impresionista, reflejando la realidad desde otra perspectiva, con luces y sombras que nos recuerdan la niñez y nuestras comunidades. Ella (La cultura dominicana) se nos resbala de las manos y nos deja en suspenso y casi sin opciones; manos invisibles pero poderosas nos han convertido en una sociedad de barro, tomando formas extrañas y ajenas, siendo guiados por otros que deciden nuestro destino y comportamiento cultural. Sin darnos cuenta estamos consumiendo y adoptando “bienes culturales”. El problema es que cuando se dilapida la identidad cultural se recurre a un consumo que nos brinda una nueva existencia conflictiva, contradictoria y distante de quienes somos en esencia.

Esta introducción la hago para describir lo que está pasando en nuestra bella cultura dominicana. Debemos estar claro que no hay una cultura mejor que otra, cada cultura posee elementos que debemos exaltar y otros que deben ser redimidos. En nuestro caso, como dominicanos, debemos volver a nuestros fundamentos y raíces que nos hacen un mosaico dominicano. Cuando la cultura se “traiciona” nos generamos un problema de identidad y de personalidad cultural. La adopción de nuevas fiestas y diferentes comportamientos se reflejan cada día más en nuestro entorno social. Un ejemplo de esto es la foto con la pijama navideña, la celebración de Halloween, la inserción de términos diferentes a nuestro idioma de origen. De hecho, creo que hasta el movimiento que promueve el lesbianismo y el homosexualismo debe ser estudiado tomando en cuenta la penetración cultural.

Los imperios dominan eliminando la lengua de la cultura que desean ocupar. Recuerdo las veces que visité a Marruecos, en el Norte de Africa, ahí estudié un fenómeno social llamado imposición cultural o difusión forzada, cuando una cultura subyuga a otra cultura para imponerse en todas las esferas, con el tiempo buscan dominar y crear una acción hegemónica. Esto pasó con Marruecos cuando ejerció una imposición cultural sobre el Sáhara Occidental, la parcialmente reconocida como República Árabe Saharaui Democrática; Marruecos envió por el desierto a más de trescientos mil marroquíes marchando hacia la capital del Sahara Español, El Aaiún, con el propósito de frenar y eliminar la lengua de los nativos del Sahara, llamados Los Saharauis. Esa acción intencional se inició el día 6 de noviembre de 1975, y se le llamó: La Marcha Verde. Hasta hoy no han podido erradicar su lengua llamada hassanía, variante árabe. También los Estados Unidos a partir del año 1898 intentaron eliminar el español en Puerto Rico. Fue tan así que, el gobierno militar de Puerto Rico sólo hablaba inglés. Sin embargo, no han podido erradicar el español, más del 70 por ciento de la población puertorriqueña habla español. Es un modelo de resistencia a la imposición cultural.

Tengo amigos Norte Americanos (Anglosajones) que llegaron a la República Dominicana de tres meses y otros de un año; hoy ya son adultos, pero ellos nunca han perdido su inglés, sus tradiciones y su cultura anglosajona no ha desaparecido. También la embajada de Japón envía profesores para que los hijos de Japoneses nacidos en territorio dominicano y que residen aquí no pierdan su idioma de sus padres, así su cultura como japoneses no se debilita o desaparece. No sólo es el lenguaje, la cultura es un conjunto de símbolos, creencias, tradiciones, comidas, y códigos que si los dejamos perder nos quedamos sin referencia social. Debo aclarar, que no es que formamos otra nueva cultura, todo lo contrario, desaparece lo nuestro y lo que somos es succionado por la cultura dominante. Las culturas imperialistas y las que son milenarias se resisten a la penetración cultural. Nuestro caso es diferente , observo en la República Dominicana que la penetración cultural está ganando más espacios, este fenómeno es comisionista de la perversidad, de la ruindad, de lo degradante. Notamos los programas de radio expresando palabras ofensivas, con un lenguaje bajo y pornográfico.

Podemos mermar o frenar la penetración cultural. Debemos volver a celebrar nuestra cultura, nuestras tradiciones, fortalecer el idioma, volver a nuestras raíces. El gobierno debe redireccionar la inversión que hace en publicidad, implementando un programa publicitario para fortalecer, redimir e incorporar toda nuestra cultura en el centro de la familia dominicana. También las iglesias, los artistas, el sector empresarial, el sistema educativo, las juntas de vecinos, todos articulando y abrazando el valor, el significado y la importancia de una cultura sólida y redimida para construir una población más productiva. El poeta del Sur de Corea, Ko Un, expresó: “El fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales, su identidad, además de deteriorar su capacidad creativa.”

La sociedad dominicana y el gobierno debe tener muy presente que el Estado y la cultura es como un órgano, tiene vida y esa vida debemos alimentarla de forma sana y apropiada. Proponemos que el gobierno dominicano reclute y formen un equipo integrado por sociólogos, psicólogos sociales, antropólogos y teólogos para elaborar un plan de fortalecimiento y prevención cultural. Cuando una población identifica y abraza su identidad cultural está iniciando un proceso de desarrollo y de transformación integral.

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