Mientras el dictador sirio Bachar el Asad no logró nunca sacudirse la condición de paria en la escena internacional, ahora cada día visitan Damasco delegaciones diplomáticas para reunirse con las nuevas autoridades del país, lideradas por la milicia islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS). Este viernes ha sido el turno de la primera delegación de alto nivel de miembros la Unión Europea, formada por la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, y su homólogo francés, Jean-Noël Barrot, quienes han expresado su esperanza en que la Siria post-Asad respete a las mujeres y las minorías. Durante la visita a Damasco, la ministra alemana dejó claro: “Queremos ayudar, pero no estamos dispuestos a aportar dinero a nuevas estructuras islamistas”. Y abundó: “Un capítulo pacífico para Siria tiene que partir de un diálogo entre todos los grupos étnicos y religiosos. Además, es muy importante la garantía de los derechos de las mujeres”, según recoge la agencia Efe.