El municipio de Zambrana, en la provincia de Sánchez Ramírez se ha convertido en el escenario de tensiones entre sus habitantes y la empresa minera Barrick Gold por la construcción de la presa de cola.
Muchos hasta de manera «oportunista» tratan de ser beneficiados de forma monetaria entre los acuerdos de los residentes con el Gobierno dominicano, donde se tiene estipulado una retribución económica por sus terrenos y cosechas.
Así lo aclaró Pedro Esteva y Martín Valerio, presidente y director ejecutivo de la Cámara Minera y Petrolera de la República Dominicana (Camipe).
«Desafortunadamente como pasa en los proyectos, luego de que se hace un censo hay gente que viene luego de que ocurre eso, se asientan y quieren tener el derecho o que le den una casa o que le compren el pedazo de tierra que tienen». comentó el ejecutivo.
«Se hizo un censo de 656 familias entonces en base a eso se diseñó una comunidad que se llama «Nuevo Horizonte», añadió.
Esteva y Valerio explicaron que no es un tema ambiental.
Pusieron de ejemplo que algunas pretenden compensación por una tarea de sandía por 1,780,000, que no es su valor real y otros piden 80,000 por cada árbol.
Indicaron además que desde hace seis meses se había iniciado un proceso de diálogo con todos los sectores involucrados.
«Si hay una preocupación, nosotros encontramos ese mecanismo de discusión antes de que llegue esa anarquía pues entonces quedaría resuelto ese problema», explicaron.
Esteva manifestó estar esperanzado «para que lleguemos a consenso y poder disfrutar de esos minerales que tiene la República Dominicana».
Estas declaraciones fueron ofrecidas en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.
Hechos violentos
Se recuerda que el pasado miércoles el sacerdote Yonny Durán , un policía, una dama y un menor de edad resultaron heridos durante un incidente que ha sido condenado por algunos sectores nacionales.
Durán aseguró que la Policía, «cumpliendo orden de la Barrick Gold» invadió la comunidad, y están tirando piedras, bombas (lacrimógenas); y la comunidad está siendo asediada.
«La comunidad está desarmada. Iniciamos este proceso en señal de que no tenemos armas. Solo estamos aquí para que nos escuchen», dijo.
El padre también manifestó su desacuerdo con la presencia de la empresa minera en el lugar.
Los comunitarios afirmaron que llevan toda una vida en esta zona y que sus tierras son un legado ancestral.
En ese orden, pidieron la intervención de las autoridades para que haya respuestas a sus demandas.
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