Es la una de la madrugada y cientos de personas llevan horas en la localidad cisjordana de Beitunia esperando en el frío a los 90 presos liberados por Israel, tras haber recibido con vida a tres de sus rehenes en Gaza. El canje se retrasa y las tropas israelíes ante la cercana prisión de Ofer se acercan cada vez más a la rotonda. Cuando se corre la voz de que vienen, la multitud sale corriendo y, poco después, se calma, como un juego adolescente.