Abróchense los cinturones. La política exterior de Estados Unidos está a punto de dar un giro de 180 grados a partir de este lunes. Atrás va a quedar el cultivo cuidadoso de alianzas que ha practicado su predecesor, Joe Biden, y el internacionalismo de los últimos 80 años. Con el segundo desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca se impone el “Estados Unidos primero”, la disrupción, la convicción de que la fuerza equivale a poder, unas relaciones con los socios basadas en la transacción, y una peculiar combinación de proteccionismo y propuestas imperialistas.