Donald Trump ya ha iniciado su nuevo orden mundial. Las órdenes ejecutivas que firmó apenas horas después de su jura como presidente de Estados Unidos, y sus declaraciones, lo dejaban claro. Adiós al multilateralismo: Washington saldrá del Acuerdo de París contra el cambio climático, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del pacto que Estados Unidos negoció en el marco de la OCDE para gravar a las grandes multinacionales. Llega una primera potencia mundial más aislacionista y decidida a expandirse. Pero, aunque el flamante nuevo líder haya defendido esos pasos como beneficiosos para su país, el tiro puede salirle por la culata: al retirarse de las instituciones internacionales, deja paso a que otros rivales ocupen su espacio en ellas.