Donald Trump estrenó el lunes su segundo mandato como presidente de Estados Unidos con una avalancha decretos destinados a barrer la era de su predecesor, Joe Biden, y dar un brusco giro de timón a la política migratoria, energética y de diversidad. Aunque Trump forzó los límites de la autoridad ejecutiva, para muchas de sus prioridades no basta con los decretos presidenciales, sino que necesitan respaldo legal. El Congreso, de mayoría republicana, le ha servido en bandeja la primera ley de la nueva legislatura que permite al presidente poner el foco en una de esas prioridades: las deportaciones. La aprobación de la ley ha dejado al Partido Demócrata dividido sobre la cuestión.