El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está en su salsa. Lo entrevista, sin preguntas incómodas, el canal de la televisión israelí que lo adora, el 14. Sigue en Washington, pese a las críticas internas por quedarse toda la semana (en vez de volver a tiempo a Tel Aviv para el quinto canje del alto el fuego, este sábado) y acaba de recibir de Donald Trump lo que define como probablemente la recepción más “cálida” que ha dado jamás un presidente de Estados Unidos a un dirigente israelí y una idea que le gusta: vaciar Gaza de sus 2,3 millones de habitantes para controlarla, poseerla “a largo plazo” y convertirla en la “Riviera de Oriente Próximo”, habitada por “gente del mundo”.
Trump tensiona aún más el alto el fuego en Gaza
