Tras los aranceles sobre países, llega el turno de los gravámenes sobre grupos de productos sea cual sea su origen. Un nuevo capítulo en el libreto proteccionista de Donald Trump que el republicano planea inaugurar con dos productos icónicos en el imaginario estadounidense y fundamentales en un sinfín de procesos manufactureros: el acero y el aluminio, que sufrirán un recargo del 25%. Además de un guiño a sus más acérrimos seguidores —en especial a los del llamado Cinturón del Óxido, Estados clave en su victoria de 2016 y que donde volvió a imponerse en las elecciones de noviembre pasado—, el paso dado por la Casa Blanca es un nuevo golpe para varios grandes socios comerciales estadounidenses, con Canadá a la cabeza. También un nuevo indicio, uno más, de la peligrosa guerra comercial en ciernes.
Los aranceles de Trump al acero y al aluminio ponen en alerta a la UE y castigan a industria y consumidores
