Tratando de demostrar con hechos que ningún palmo del territorio nacional queda fuera de su autoridad como se da a entender sobre Friusa con discursos nacionalistas, el Gobierno concentró redadas contra asentamientos extranjeros irregulares en ese sitio y hasta hace guardia permanente allí. Procede evitar cualquier exageración por la falta de control sobre quienes vienen a habitar masivamente y sin autorización el territorio nacional lo cual, prioritariamente, debe ser evitado sin atropellos a la dignidad humana. El país está siendo defendido con cierta prudencia contra excesos inmigratorios que superen la capacidad de integrarlos razonablemente y sin conflictividad a la vida nacional. Difícil negar que los casi 400 kilómetros que establecen la separación de soberanías en esta isla Hispaniola están agujereados por muchas partes no solo por falta de relieves naturales que dificulten pasar de un país a otro; existe también la presión del hambre y la inseguridad ciudadana que impulsan a los haitianos bajo azote de bandas y el hundimiento institucional a venir de más allá de los ríos limítrofes a hollar el suelo patrio. Un ingreso que desborda permanentemente por la acción de contrabandistas de viajeros que incluye a guardias fronterizos que cobran altas sumas de dinero por reintroducir a los repatriados (la perversidad del ir y volver) aunque muy sistemáticamente las fuerzas del orden están interceptando penetraciones en grupo.
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Lo que significa que las autoridades dominicanas están en condiciones de perfeccionar las restricciones al tráfico humano desde Haití mientras mantienen la ofensiva diplomática ante organismos internacionales para llevarlos a un mayor protagonismo contra la condición fallida del Estado vecino. Conveniente la coexistencia binacional en función de que Haití sigue siendo el segundo socio comercial de este país y el destino favorable de un gran porcentaje de las exportaciones; y la mano de obra de su procedencia sigue siendo imprescindible y luce completamente factible regularla evitando que la contratación de trabajadores haitianos en la construcción y la agricultura siga siendo demasiado recurrida para reducir costos violando normas salariales y desamparándolos de la seguridad social. La explotación del hombre por el hombre que aleja de esas tareas a los dominicanos.
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