El pragmatismo y la flema de Bruselas ante la segunda Administración de Donald Trump ha pasado de ser una sabia estrategia para no provocar una espiral de aspavientos a convertirse en una amilanada pasividad frente a los furibundos ataques de la Casa Blanca contra el orden internacional y, en particular, contra sus históricos aliados europeos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, machaca una y otra vez su disposición a negociar con Trump a pesar de que esa mera oferta concede una carta de normalidad a lo que no es más que un chantaje y una violación de las normas pactadas a nivel global.
La debilidad de Von der Leyen frente a Trump desarma a Europa
