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El Gobierno sacándole má ventaja al tema haitiano

¿Qué más quisiéramos en el mundo que nuestros problemas nacionales tuviesen un sólo nombre? Y si en nuestro caso, se tratara de la migración haitiana, pues mejor todavía.

Para nadie es un secreto que la migración ilegal se ha convertido desde hace décadas en un negocio mundial, donde además se desarrollan diferentes ramas: desde trata de blancas, prostitución infantil, mano de obra barata, cruce de fronteras, rutas marítimas clandestinas, venta de documentos falsos, tráfico de drogas y armas, etc.

A nosotros nos ha tocado, por errores históricos y herencia de malos políticos españoles, que como cuenta Juan Bosch en su libro “Desde Colón hasta Fidel Castro -El Caribe Frontera Imperial-”: que mientras España conquistaba un nuevo mundo, no se preocupó por poblarlo, más bien seguía haciendo la guerra con sus vecinos europeos, quienes a su vez, como forma de debilitarles pues contrabandeaban, robaban y saqueaban sus colonias, entre ellas la isla La Hispaniola. Para evitar el comercio ilícito y el florecimiento del protestantismo, terminó siendo devastada y obligada a ser abandonada por quienes habitaban en su costa noroeste bajo las órdenes del Gobernador Antonio Osorio en el 1605, estupidez que les terminó costando muy caro a España y más aún a quienes habitaban en dicha zona, cuyas propiedades, ganado, fincas y establecimientos fueron destruidos, generando pobreza y propiciando que otros  ocupen un espacio abandonado hasta desencadenar, más adelante, una serie de sucesos que terminaron con la división de la isla.

¿A quien si no a un pésimo político se le hubiese ocurrido semejante estupidez? Estamos hablando que la humanidad en lo que hoy conocemos como Europa, Asía y África, desde la era antes de Cristo, conquistaba territorios ocupando millones de kilómetros cuadrados, desde los persios, los griegos, los romanos, los hititas, los otomanos, etc. A nadie se le ocurría dejar espacio baldío.

Finalmente, nuestra realidad es que La Hispaniola, como aún se le reconoce internacionalmente, tiene hoy dos repúblicas, Haití y República Dominicana, con la gran desventaja de que Haití, al día de hoy, no cuenta con el nivel de desarrollo de los demás países de Centro y Sur América.

Si imaginamos por un rato que Haití fuera un país pujante como el nuestro o como Guatemala, Costa Rica, Panamá, Honduras, El Salvador o Nicaragua, estuviésemos hablando de que a pesar de las dificultades y sus situaciones políticas, su desarrollo no fuera tan diferente al nuestro (hasta mejor en algunos casos), lo que generaría una menor tasa de migrantes, y mucho menos un problema tan grave con el asunto de las parturientas, porque, aún con las carencias que tenemos en Latinoamérica, tendrían hospitales y registro civil.

Ahora bien, ningún país en vías de desarrollo da la espalda a lo que sucede con su vecino. Una cosa es no tener las posibilidades económicas como España, Francia, EUUU y Canadá, y otra muy distinta es entender que nosotros no tenemos que involucrarnos en la negociación con esos países respecto a Haití y en la supervisión de los resultados.  Pensar en dar la espalda, sería otra “osoriada”, similar a vivir con una bomba de tiempo en la habitación de al lado, indiferentes a lo que se desarrolla en nuestra misma pequeña isla sin conocer cómo eso puede afectarnos favorable o desfavorablemente.

Nada tendría que ver lo antes expuesto, con el hecho de hacer cumplir nuestra ley de migración, con todo lo que esto implica, para que no se mal interprete, en vista de que el nacionalismo y el izquierdismo extremo divide al país entre anti-haitianos y pro-haitianos, etiquetando a cualquiera que tenga la osadía de querer hacer un ejercicio analítico de cómo deberíamos de entender y asumir esta compleja realidad, siendo el extremismo una fantasía absurda que no terminará resolviendo el problema, más bien, creando otros, igual que le pasó al tonto de Osorio.

Ahora, vemos al Gobierno dar respuesta a nacionalistas extremos con medidas tan específicas como las demandas que generan, desde desbaratar la comunidad de Mata Mosquitos, hasta poner oficinas migratorias en los hospitales, lo que me causa cierta curiosidad: ¿Será que el presidente Luis Abinader encontró cómo generar su propia oposición? A mi me parece raro que la Antigua Orden muerde y sopla, es decir, demanda algo con vehemencia, pero siempre “comprende” la actitud del Gobierno, ya sea la respuesta militar en Friusa, la prohibición de visitar el Altar de la Patria, etc. y el Gobierno, a su vez, les complace y así van bailando su vals en pareja.

Este Gobierno ya preparó el tema que copará la palestra pública en los próximos tres años, la cosa está en que la oposición siga mordiendo el anzuelo. Pasó con la marcha de Friusa, lo que generó días de opinión, y así van surgiendo ideas y debates, como proponer subir la pena a cuarenta años de cárcel a traficantes de migrantes ¿Es decir que por homicidio veinte y por traficarlos cuarenta?, como quien dice: “si te encuentran traficando mejor matarlo y te bajan la pena”

Todo este embrollo fue opacado por la tragedia inesperada del Jet Set, un tema impactante que nos arropó los corazones y que todavía nos llena de angustia y dolor.

No bien pasamos los días de luto y la muerte del Papa Francisco y vimos como las manifestaciones de este domingo 27 de abril, generaron que se aviven las llamas de la eterna controversia y la proliferación del TOTALITARISMO con titulares de prensa como: “incidentes entre manifestantes de izquierda y derecha en medio de marchas”.

Ahora hay gente discutiendo hasta que si Francis Caamaño era pro o anti-haitiano, y los ultra-nacionalistas celebrando la Gesta de Abril del 1965, como si los pro-yanquis de esa época no están dentro de quienes apoyan la dichosa Antigua Orden. En fin, un arroz con mango ideológico.

¿Quién se beneficia? Luis Abinader Corona, que no tiene nada que enseñar de su gestión, más que el bulto con el tema migratorio. Así, ya la corrupción, el endeudamiento estrepitoso, la vergonzosa Cámara de Cuentas, los alquileres millonarios, la falta de inversión en obras, el destino del dinero de los pasados bonos navideños, el despilfarro del 4%,  el alza del dólar, el peso de la nómina del Estado en el PIB, entre otros, queda de descanso por un rato, siendo el Gobierno del PRM ventajoso ante tanta la distracción que no va a resolver ningún problema fundamental en este país.

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