Estephany AntiguaNo esperar, es lo primero, que como por arte de magia la institución básica para garantizar el orden público preste desde mañana mismo servicios cien por ciento confiables de protección a vidas y bienes de la nación. Lo que vale e importa mucho en este momento, es que el esfuerzo por transformar a la Policía Nacional refleja auspiciosamente la voluntad del poder civil de fundar los cambios en la capacitación y formación de los instructores, para que puedan transmitir habilidades y conocimientos útiles para que los guardianes de la ley sean eficientes, racionales y profesionales al actuar. Inducir extendidamente el propósito de asignar prioridad a lo preventivo, gracias al dominio de procedimientos investigativos y persecutorios y que el empleo de la fuerza solo llegue a lo letal como último recurso. Que la “pena de muerte” deje de ser aplicada extrajudicialmente, un exceso que todavía se manifiesta en rachas recurrentes como respuesta no científica a la delincuencia, por un evidente déficit de compromisos con la sociedad y de respeto absoluto a la vida que los altos mandos han tardado en promover.
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Sembrar con efecto multiplicador en los mecanismos de aprendizaje dirigidos a los nuevos agentes un fuerte sentido de adhesión a las normas a las que deben sujetarse al adentrarse al manejo de conflictos que implican tensión en las relaciones con ciudadanos con los que urge poner énfasis en la comunicación efectiva. Definitivamente: la nueva policía a que se aspira (y así está reconocido por la junta académica que actúa en el proceso modernizador), debe ser el resultado de la formación integral de los miembros en habilidades y valores fundamentales, para que su ejercicio sea constructivo. Generalizar en las tropas policiales la decisión de reducir a la obediencia de manera segura a quienes se violentan, utilizando para lograrlo habilidades que eviten violar derechos inherentes a toda persona. Para mejores resultados, ahora se está en enseñar a las hornadas emergentes del cuerpo policial-y ojalá se logre plenamente- a basarse en la mejor psicología para el manejo de situaciones emocionales con individuos de conductas conflictivas.
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