El ejército ucranio ha cruzado de nuevo una línea roja del Kremlin al disparar misiles ATACMS norteamericanos en la región fronteriza de Briansk, situada a algo menos de 400 kilómetros al suroeste de Moscú. Según el Ministerio de Defensa ucranio (que no precisa que haya empleado ese tipo de armamento de largo alcance), su ataque alcanzó una instalación militar rusa. El Ministerio de Defensa ruso sostiene que cinco misiles fueron interceptados y otro dañado. Esta es la primera vez que trasciende que Kiev emplea misiles de largo alcance occidentales para golpear dentro de territorio ruso, una línea que el Kremlin remarcó como el Rubicón para dar por hecha la implicación de Estados Unidos en la guerra.