La llegada del frío y el mal tiempo ha acabado por hacer fracasar del todo el arranque de las deportaciones de migrantes a Albania del Gobierno de ultraderecha italiano de Giorgia Meloni. A la isla de Lampedusa ya no arriban embarcaciones desde el norte de África y no hay personas a las que trasladar al campo de internamiento de Gjäder, construido por Italia en el último año. Y como está vacío, porque las dos únicas operaciones de traslado ―en total, 24 personas en mes y medio, de las 6.000 que han llegado por mar a Italia― han sido anuladas por los tribunales italianos, ya no tiene sentido mantenerlo abierto.