Una cosa son las órdenes militares israelí y otra, la realidad de los desplazados de guerra libaneses deseosos de regresar a sus casas. La portavocía del Ejército israelí difundió este jueves un mapa con una zona del sur de Líbano marcada en rojo con diez localidades en el que advierte a la población de que “se pone en peligro” si accede. La prohibición es hasta nuevo aviso e incluye diez localidades. Son justo algunos de los pueblos a los que intentan regresar desde la víspera (cuando entró en vigor el alto el fuego entre Israel y Líbano) miles y miles de civiles de los más de un millón de desplazados que dejaron los dos últimos meses de guerra abierta. Y como unos quieren volver ya a sus casas, pero los soldados siguen presentes en la zona (se irán retirando progresivamente en 60 días, dando paso al ejército libanés, según el acuerdo de alto el fuego) ya han surgido las primeras tensiones. Tanto Israel como su enemigo en el campo de batalla, la milicia libanesa Hezbolá, se han acusado mutuamente en la mañana de este jueves de violar la tregua.