Europa ha sido, desde siempre, un continente de naturaleza comerciante, pero nos enfrentamos ahora a un mundo en el que se están levantando nuevas barreras comerciales. Nuestras empresas y nuestros agricultores se encuentran con crecientes restricciones, situaciones de competencia desleal e incertidumbres geopolíticas que ponen en peligro su competitividad. La nueva asociación entre la Unión Europea y el Mercosur representa una oportunidad de revertir esta tendencia. Esta es la razón por la que he viajado esta semana a Montevideo: para concluir nuestras negociaciones y liberar el valor de una cooperación más estrecha con un mercado amplio y en rápido crecimiento de más de 260 millones de personas.