Lo que intentó infructuosamente un levantamiento popular en 2011 lo consiguió en 2024 la confluencia de grandes crisis geopolíticas. El repentino colapso del régimen dictatorial de Bachar el Asad en Siria es un ejemplo asombroso de la interconexión de las grandes convulsiones que agitan el mundo. Su caída se debe al debilitamiento —en dos frentes distintos, pero comunicantes— de sus principales aliados. Rusia sufre el enorme desgaste de su invasión en Ucrania. Irán y Hezbolá, el debilitamiento producido por los golpes de Israel en su reacción al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.