La caída del autócrata Bachar el Asad, que gobernó Siria durante décadas con puño de hierro, ha llevado a Alemania y a otros países de la UE a replantearse su política de asilo a ciudadanos de ese país. Berlín, a punto de empezar la campaña electoral para los comicios anticipados de febrero, en los que la inmigración será un tema clave, ha pausado las peticiones de protección de sirios hasta que se clarifique la situación tras el avance de los rebeldes. De momento, ha congelado unas 47.000 solicitudes, según el Ministerio del Interior alemán. Austria, Grecia, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia y Bélgica han seguido la misma senda y han paralizado hasta nuevo aviso las peticiones de sirios. Francia estudia ahora hacer lo mismo, según ha informado el Ministerio del Interior. Además, el Reino Unido y Noruega (que no son miembros de la UE) también han congelado las solicitudes.