Cientos de soldados estadounidenses están desplegados en Siria, así como en el vecino Irak, como parte de una coalición internacional antiyihadista creada para combatir al grupo terrorista Estado Islámico cuando controlaba amplias franjas del territorio sirio e iraquí. La presencia estadounidense más destacada en territorio sirio se encuentra en Al-Tanf, en el este de Siria.
Al-Tanf es una base perdida en la inmensidad del desierto sirio. Pero su posición es estratégica. Está a tiro de piedra de la frontera iraquí y a pocos kilómetros de la frontera jordana. Es un puesto avanzado, idealmente situado a lo largo de la carretera que une Bagdad a Damasco, el principal eje Este-Oeste de toda la región.
Una base que facilita los ataques aéreos israelíes
Desde 2016, la guarnición estadounidense de Al-Tanf sirve tanto de base para lanzar operaciones contra el grupo Estado Islámico como de campo de entrenamiento para las facciones de la oposición siria que luchan contra el grupo yihadista.
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La base también facilita los ataques aéreos israelíes contra objetivos en el extremo norte de Siria. Estos ataques no podrían haberse llevado a cabo desde el Líbano o los Altos del Golán por estar demasiado lejos.
Desde 2018 y la pérdida de un avión, las fuerzas israelíes han evitado por completo entrar en el espacio aéreo sirio desde la costa occidental. Al-Tanf siempre ha sido una piedra en el zapato de Damasco, un asidero inestimable para cualquier operación especial.
Dos bases estratégicas para proyectar las fuerzas rusas en África
El miércoles 11 de diciembre, el Kremlin declaró que deseaba que la situación en Siria se “estabilizara lo antes posible”. Moscú declaró estar “en contacto” con las nuevas autoridades sirias sobre el destino de las dos bases militares rusas en territorio sirio: la base naval de Tartus y el aeródromo militar de Jmeimim. Se trata de dos emplazamientos estratégicos para las fuerzas rusas desplegadas en África.
La base naval de Tartus y la vecina base aérea de Jmeimim constituyen un importante centro logístico para las fuerzas rusas. El puerto de Tartus se utiliza para recibir y almacenar material militar, que luego se transporta por vía aérea, especialmente hacia el Sahel. Las posesiones sirias son la piedra angular de la proyección rusa hacia los mares cálidos y, más allá, hacia África.
“La base que albergaba la Escuadra del Mediterráneo, que era una flota destacada de la Flota rusa del Mar Negro y proporcionaba reconocimiento avanzado, era una especie de puesto avanzado para la disuasión rusa en general. Y en particular para amenazar el flanco sur de la OTAN”, explica Vincent Tourret, investigador de la Universidad de Montreal. “El segundo punto es efectivamente la proyección hacia el exterior, para el equipamiento pesado. De hecho, es un centro extremadamente práctico para África y para los intentos rusos de crear allí Estados satélites o clientes, sobre todo con grupos paramilitares o privados como Wagner o ahora Africa Corps”, afirma el experto.
Si se perdiera el puerto de Tartus y la vecina base aérea de Latakia, sería un enorme revés para Rusia, que se vería obligada a buscar una alternativa con socios como Libia o Argelia. Pero aún no hay nada decidido y Moscú está haciendo todo lo posible por salvar sus bases sirias, de gran valor estratégico.
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