Operación Pedro Pan: ¡Su corazón operativo!

(2-3) Para todos los que han perdido la lectura de nuestra primera de tres publicaciones, Píndaro sintetiza y recuerda que “durante el 1961, el gobierno cubano confiscó propiedades de la Iglesia Católica, confiscó el Colegio De La Salle -uno de los más prestigiosos centros de estudios en Cuba, cuatro estudiantes que protestaban abiertamente contra el régimen fueron impunemente fusilados, el gobierno cerró 1,245 escuelas privadas en todo el país, 939 curas y monjas y el último rabino que quedaba en la isla, habían tenido que abandonar Cuba, expulsados a España”… “En una dura verdad, citada por la escritora Yvonne Conde, para el 17 de septiembre del 1961, sólo quedaban 223 religiosos cubanos y todos los actos religiosos quedaron prohibidos… Es en este momento, que las familias ejercieron su derecho a escoger su libertad familiar y empezaron seriamente a coordinar las salidas de más de 14,048 niños al exilio, sin sus padres… Y como un aporte a la historia, un reportero del Miami Herald bautizó las operaciones clandestinas que se llevaban a cabo para rescatar niños sin padres: ‘Operación Pedro Pan”.

“Esta operación –recuerda Píndaro-, conllevó una de la mayores gestiones clandestinas conocidas en Cuba. No fue sino hasta el 1999, cuando dos testigos vivientes de esa experiencia –Yvonne Conde y Víctor Andrés Triay- se dispusieron a contar en sendas publicaciones sus experiencias y las de muchos otros sobrevivientes luego de más de 60 años de los hechos… Más de 200 niños sin padres llegaban semanalmente a Miami y, esto, necesariamente estaba creado ronchas en el régimen… Se hacía necesario el crear incondicionales células de gestión y apoyo… En la isla, un complejo entretejido de contactos se fortalecía, interesando a embajadas amigas y parte de su personal –en especial la embajada Suiza, que fungía como representante de los intereses norteamericanos desde la ruptura de las relaciones en las autoridades locales-, en la coordinación de proveer del visado de estudiante a aquellos niños cuyos padres solicitaban formar parte del operativo… Tres líneas aéreas –como Pan American y KLM- jugaron un papel importantísimo en la logística del mismo y, por ello, Washington, Miami, y Kingston –en Jamaica-, siempre son recordados como los ejes para la consecución de los esfuerzos realizados… De la misma forma, tres fueron los ejes de la operación: La clandestinidad de trámites del papeleo requerido por la seguridad cubana para que los niños pudieran ser embarcados en sus vuelos, en segundo lugar las gestiones que tuvieron que hacer sus padres para conseguir el dinero –que en su momento no disponían- y que, por obligación del gobierno tenía que ser a través de Money Orders en dólares norteamericanos, y, tercero, lograr que las líneas aéreas pusieran a disposición del programa los asientos suficientes que, de otra forma, estaban siendo ocupados por los miles de cubanos que en ese momento salían al exilio, pagando unos US25.00 –costo en el 1961-, por un boleto de ida y vuelta”… Es Herminio, que comenta a Pindaro: “De los pocos permisos solicitados provenientes de Estados Unidos –de los cuales algunos llegaban con la firma original del padre Walsh-, un apoyo interno dispuso una reproducción de los mismos en grandes cantidades, insertándoles la firma luego, y pasando desapercibidos por los oficiales de salida en el aeropuerto”.

Mientras, en Estados Unidos la figura del sacerdote Bryan Walsh motivaba sus ideas y con ello concienciaba a importantes estamentos de poder, logrando interesar y comprometer a tres importantes instituciones para el recibo de los niños que irían llegando como parte de la operación: Beneficencia Católica, Buró Protestante de Servicio a los Niños, y Beneficencia Judía para las Familias y los Niños, cuyos fines comprometidos giraban alrededor del cuido de los niños una vez en territorio norteamericano”… “Lo que tú no sabes, Píndaro –expresa Herminio-, es que una de esas valiosas amistades que cultivé por muchos años fue, precisamente, una de las figuras más respetadas –José de Armas –Geo-, y más alegre en el departamento de Ayuda a los Cubanos Entrantes a ese país en esa década. Todavía recuerdo cómo él ayudó con sus contactos a colocar unos 23 niños de la Operación Pedro Pan en Omaha, Nebraska, y con qué presteza coordinó que muchos de esos niños, al alcanzar sus 18 años, tuvieran la oportunidad de entrar a formar parte de la fuerza laboral de la organización Disney, en Orlando, Estados Unidos”… “¡Espera un poco! –exclama Píndaro-, en nuestra próxima entrega quincenal conversaremos más sobre el efecto de esta operación en territorio norteamericano”.