- El matrimonio austríaco fue acusado de un fraude millonario al aprovechar un resquicio legal para recibir dinero ilícitamente del sistema de seguridad social de su país
En un insólito caso que ha captado la atención en Austria, una pareja ha sido acusada de un fraude millonario al aprovechar un resquicio legal para obtener beneficios del sistema de pensiones del país.
Durante más de 40 años, esta pareja se casó y se divorció en 12 ocasiones, generando un flujo constante de dinero por parte del sistema de pensiones, que les permitió acumular más de 250.000 dólares. Su comportamiento, que inicialmente parecía una serie de rupturas y reconciliaciones emocionales, fue en realidad un elaborado esquema para maximizar los pagos del fondo de pensiones.
El caso ha escandalizado tanto a las autoridades como a la sociedad austríaca, pues evidencia cómo una laguna legal puede ser explotada para obtener fondos públicos de manera ilícita. La situación llegó a su punto culminante en marzo de 2024, cuando el Tribunal Supremo de Austria desestimó una demanda interpuesta por la pareja tras intentar reanudar el pago de las pensiones que se les había suspendido. Ahora, según informó el medio alemán BILD, las autoridades han abierto una investigación formal por fraude grave.
La mujer, ahora de 73 años, comenzó a recibir una pensión de viuda tras la muerte de su primer esposo en 1981. A partir de ese momento, aprovechó un resquicio en la legislación austriaca que permitía a los viudos recibir una compensación económica cuando contraían matrimonio nuevamente. Según el sistema legal del país, los beneficiarios de pensiones de viudedad debían dejar de recibir los pagos si se volvían a casar, pero a su vez, recibían una “abfindung” o indemnización de aproximadamente 27.000 euros.
En 1982, un año después de la muerte de su primer marido, la mujer contrajo matrimonio con su segundo esposo. Sin embargo, al cabo de seis años, en 1988, la pareja se divorció, alegando una “irreparable ruptura” debido al trabajo del marido como transportista. Este fue el inicio de lo que sería un ciclo interminable de bodas y separaciones, que se repitió durante más de tres décadas.
Un fraude de proporciones millonarias
La estrategia que desarrollaron fue simple, pero efectiva: cada vez que se casaban, la mujer recibía los 27.000 euros de compensación. Posteriormente, cuando se divorciaban, ella volvía a cobrar la pensión de viuda de su primer esposo, que seguía vigente debido a las normas legales en torno a los matrimonios previos. Durante este tiempo, la pareja nunca estuvo realmente separada, a pesar de las formalidades de los divorcios. Testigos cercanos, incluidos familiares y vecinos, afirmaron que ambos vivían juntos, compartían su vida cotidiana e incluso el mismo hogar y cama durante todas sus separaciones.
Los matrimonios fueron cortos, con una duración promedio de tres años por cada uno, como afirmó un tribunal vienés. La técnica, aunque repetitiva, parecía funcionar, y la pareja logró acumular un total de 326.000 euros (aproximadamente 250.000 dólares). El sistema de pensiones les permitió seguir cobrando el dinero, ya que, conforme a la ley, se consideraba que los divorcios no afectaban el derecho a recibir la pensión de viudez, siempre y cuando la persona se casara de nuevo y posteriormente se divorciara.
Investigación policial y juicio a la vista
Cuando finalmente el fondo de pensiones decidió no seguir realizando pagos, la pareja presentó una demanda ante el Tribunal Supremo de Austria, alegando que el cese de los pagos era injusto. Sin embargo, en marzo de 2024, la Corte Suprema falló en su contra, concluyendo que la explotación del sistema de pensiones a través de las múltiples bodas y divorcios era un abuso del sistema legal.
El caso no terminó allí. En lugar de desistir, la policía de Graz, en Austria, inició una investigación sobre el asunto, basándose en las acusaciones de fraude que surgieron durante el proceso. Testimonios de vecinos y familiares han sido fundamentales para desentrañar la verdad: la pareja nunca estuvo separada, y su comportamiento no fue el de una relación en crisis, sino el de un esquema claramente planeado para obtener pagos indebidos.
La investigación continúa y, según fuentes policiales, se espera que el juicio se lleve a cabo en un futuro cercano. La pareja podría enfrentar serias consecuencias legales, ya que el fraude implicaría una penalización grave, según la legislación austríaca.
Actualmente, la pareja sigue casada legalmente, por el hecho de que su 12º divorcio no fue reconocido por las autoridades austriacas. Si bien el fallo judicial anuló las pretensiones de seguir cobrando pensiones, la situación es un recordatorio de las lagunas en los sistemas legales que pueden ser explotadas, y pone en evidencia la necesidad de una revisión exhaustiva de las leyes para evitar que situaciones como estas se repitan.
El caso también ha generado un intenso debate en la sociedad, sobre la justicia de las políticas de pensiones y cómo el sistema de seguridad social puede ser vulnerable a manipulaciones de este tipo. Las autoridades austriacas aseguran que se tomarán medidas para evitar que algo similar ocurra en el futuro, revisando las leyes que permiten este tipo de “fraude matrimonial”.
Aunque aún falta por saber cómo se resolverá finalmente este caso, lo que está claro es que la historia de esta pareja es un claro ejemplo de cómo un sistema legal bien intencionado puede ser desbordado por las astutas maniobras de individuos dispuestos a explotar sus resquicios para obtener beneficios ilícitos.
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