Vivimos en un mundo superconectado, saturado de informaciones, que nos entretiene, nos informa y nos desinforma; pero también, nos distrae, nos influye, nos desenfoca y nos crea hábitos pocos saludables.
La tecnología y las redes sociales ocupan más de la mitad del tiempo en algunas personas, a cientos de ellas les ha creado dependencia, inconscientemente les dirige la vida y lo ha sacado de la competencia y de las prioridades.
Las personas anestesiadas son las que no reaccionan, son de pobre juicio crítico, o han perdido su capacidad de análisis, de objetividad, de enfoque y de dirección con su proyecto de vida debido a su alta distracción.
Puede leer: Haití: sangra por la cultura del “mal de ojo”
Sencillamente, viven distraídas, sin capacidad para valorar el tiempo, las razones de vida y las necesidades más urgentes en las que tienen que enfocarse y ser más productivas y gerentes consigo mismas.
Vivir anestesiado de forma crónica es perder la capacidad de indignarse, aceptar las cosas como lleguen, volverse apático o conformista, pesimista y conservador al grado extremo. Esas personas de forma consciente saben de su desenfoque y de su pérdida de tiempo, sin embargo, continúan anestesiada.
Un anestésico es un fármaco que se usa para sedar, tranquilizar, dormir y relajarse. Su aplicación se realiza en procedimientos quirúrgicos donde el paciente duerme o no siente dolor.
Las personas anestesiadas socialmente se vuelven inactivas, indiferentes con las problemáticas psicosociales, políticos y socioculturales; literalmente, aceptan lo que los demás imponen, se niegan a participar, demandar, exigir o impulsar cambios que les pueden beneficiar como personas, o a la sociedad.
El marketing, las células espejos, las gratificaciones inmediatas, la conquista por el placer y la necesidad de validación son las que mueven e influyen en el comportamiento de las sociedades donde la persona anestesiadas son la mayor víctima.
Al cerebro lo cambia la cultura, la inteligencia artificial, las redes y los nuevos hábitos de consumo que modifican los comportamientos, motivaciones y necesidades, para aprender a conectar y adaptarse en la vida.
A una persona anestesiada en la vida le van sucediendo adversidades, riesgos y circunstancias desfavorables, a las que decide no confrontar, haciéndose el indiferente, irresponsable o negando sus propios conflictivos personales, sobreviven o se hacen dependientes de los demás dejando que otros decidan por ellos.
Las personas responsables, maduras, competitivas, enfocadas y gerentes de su propia vida son aquellas que viven con voluntad, con determinantes, automotivadas, dueñas y capitanes de su propio barco. Es decir, tienen objetivos y metas, asumen propósitos enfocado en el logro y el asertividad.
Existen algunos trastornos de la personalidad donde las personas lucen anestesiadas, como son: dependiente, el esquizoide, el esquizo-afectivo, el evitativo, las personas inmaduras, los ilusos y fantasiosos, o los trastornos de ansiedad social.
Para salir de la anestesia social y personal busque de la ayuda psicoterapéutica; asistido por psicólogo o psiquiatra que le ayuden a identificar sus miedos, traumas, limitaciones y frustraciones que le han ocasionado una vida de pobre resultados psicosociales y emocionales.
A veces los tratamientos son combinados: psicofármacos y psicoterapia, pero, sobre todo, algunas recetas sociales ayudan en la participación con otras personas, espacios para crecer y aprender a conectar y fluir en la vida.
Si vive con indicadores de una persona anestesiada, muévase y déjese ayudar para lograr una mejor salud mental.
The post Personas anestesiadas en la vida appeared first on Hoy Digital.