El viernes fue un día como otro cualquiera en la cuenta de X de Elon Musk, propietario de la red social antes conocida como Twitter. Con la ayuda de un algoritmo siempre listo para favorecer al dueño, sus casi 210 millones de seguidores ―a quienes ahora da la bienvenida la frase “El pueblo votó por una reforma del Gobierno a gran escala”― lo vieron pelearse con la extrema derecha racista por los visados con los que las empresas de Silicon Valley reclutan al empleo cualificado extranjero; recibieron una variada ración de mensajes de promoción de sus empresas, Tesla, SpaceX, Starlink y la propia X; escucharon la voz de alarma de un padre de 12 hijos sobre la caída de natalidad mundial y sus promesas de colonizar Marte; y vieron cómo este amplificaba el argumento de un negacionista de la covid con 327 seguidores que defendía el derecho estadounidense a comprar “armas”, “para evitar acabar encerrados en campos de concentración por un virus con un 99,9% de índice de supervivencia”.