La única norma, si es que puede llamarse así, a la que responde el segmento social marginal y mayoritario por limitaciones de ingresos es la de no pagar la energía eléctrica para poder comer (supuestamente), permanecer en sus vicios o que el Gobierno le alivie carga con subsidios. No suministrársela mediante apagones masivos por razones financieras o técnicas -que para el caso da lo mismo- es echar leña al fuego del disgusto ciudadano; es violentar un implícito contrato social por más contrario que resulte a la razonabilidad mercadológica de que los consumos deben generar retornos que al menos cubran costos a cualquier sistema productivo incluyendo al de la energía en sus modalidades. Pero árbol que crece torcido nunca sus ramas endereza y el Estado actual no ha tendido didácticamente a estimular conductas responsables a nivel colectivo. Dadivoso y consecuente acostumbra gente a la gratuidad perjudicial. Es esta la única población del hemisferio acomodada a unos precios de combustibles que se parecen a los de países árabes.
La sincerización de costos se fue a la porra y tiende a creerse que la única razón para que el traumático amontonamiento de vehículos de motor en las calles se debe a que la tenencia ha ido en alza por expansión desquiciadora del circulante y no a que ha dejado de sentirse en los bolsillos el derroche de carburantes… y hagámosles fiesta. En alguna medida debe existir dispendio con un recurso del que la naturaleza del país carece requiriendocada vez más divisas para diversas necesidades a tasas que ahora ascienden con volatilidad. Además, cabe recordar que el Congreso Nacional es un cofre abierto con ofertas en baratillo de derechos de importación para automóviles de lujo y alta cilindrada que absorben derivados del petróleo en gran cantidad. Una notable inequidad se registra con el reparto de las interrupciones, con más de ellas hacia los sectores urbanos de familias con menos medios propios para energizar sus hogares. Para los productos perecederos de miles y miles de colmados y moradores de imprescindible refrigeración no existe el encendido automático de plantas de emergencia propias.
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